Ni flores, ni funeral, ni cenizas ni tantán es una historia de superación, ternura y humanidad. Centrada en los cuidados paliativos y en el «buen morir», la pieza es un viaje que nos empuja a afrontar la vida con alegría y a preguntarnos cómo será el final de ésta. Un canto a todas aquellas personas que dejaron este mundo con dolor y sufrimiento. un reconocimiento a todas esas otras que acompañan en esta última etapa sin nunca perder la sonrisa.